Declaraciones contundentes, pero tibios avances en los primeros días de la Cumbre. Comienza una semana clave.

En estos días, del 11 al 22 de noviembre, Bakú, capital de Azerbaiyán, es el centro global de la lucha contra el cambio climático con la celebración de la COP29, un evento que reune a miles de representantes de gobiernos, organizaciones y empresas de todo el mundo para impulsar la acción climática en esta década crítica. 

Pasado el ecuador de la cumbre, comienza la  fase de negociación clave, que permitirá llegar o no a los acuerdos necesarios para avanzar en el desarrollo del Acuerdo de París. Las declaraciones que se han realizado a lo largo de la semana han sido duras. El secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Simon Stiell, apeló a la necesidad de que la cumbre del clima sea el espacio multilateral para abordar “una crisis climática desbocada”. Mientras que el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, expuso que “tenemos un masterclass de destrucción climática en el año más caluroso hasta la fecha”. La ciencia, por su parte, ha lanzado mensajes claros, como la directora ejecutiva de la Organización Mundial de la Meteorología emitió un nuevo SOS, confirmando que 2024 será el año más caluroso de la última década.

La COP29 viene marcada por un contexto geopolítico complejo que influye en el tono y en el avance de las negociaciones. Una tregua firmada por 132 países, las tensiones entre el país anfitrión y Francia o los bloques entre países están dificultando la respuesta global que requiere frenar el cambio climático. A esto se suma la alargada sombra del presidente electo de EE.UU. y su promesa de abandonar el Acuerdo de París. Y la retirada de la delegación argentina de las negociaciones antes de finalizar la primera semana, dejando en la cumbre a varios invitados que asistían como parte de esta.

AOSIS

 Miembros de la Alianza de los Pequeños Estados Insulares en rueda de prensa

Esta cumbre, a diferencia de la anterior celebrada en Dubái, se perfila como una cita técnica, de transición, ante la cita de Brasil. Y centrada en una cuestión siempre compleja como es la financiación. En esta ocasión, la nueva meta colectiva y cuantificada de financiamiento climático para los países en desarrollo, que debe sustituir la meta existente de 100 mil millones de dólares anuales para 2020, es el eje sobre el que gira la cumbre. 

Este año, el Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado será clave, con negociaciones centradas en cómo movilizar los miles de millones de dólares que exigen los países en desarrollo tras años de incumplimiento del compromiso de destinar 100.000 millones de dólares anuales por parte de los países desarrollados para su resiliencia climática.

Las negociaciones avanzan a un ritmo lento, sobre todo si lo contrastamos con la sensación de urgencia que se percibe en las declaraciones realizadas sobre la crisis climática actual.

Sin embargo, existe también esperanza. Esta semana se ha desarrollado una extensa actividad, con decenas de eventos solo en la agenda oficial de la cumbre. A los que hay que añadir la propia de los más de 150 pabellones de países, organismos multilaterales y organizaciones internacionales, solo en el pabellón de España se van a desarrollar más de 40 eventos con más de 100 ponentes.

Ahora, en la segunda y última semana comienza la fase más crítica y la ronda ministerial deberá promover la ambición y los acuerdos ambiciosos de la COP29. Un caso concreto es el de El Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles. En un año en que las emisiones de los combustibles fósiles alcanzarán un nuevo récord, con un aumento del 0,8% respecto al año anterior, han aumentado los apoyos para este tratado, con 120 administraciones públicas, entre Estados y gobiernos locales, 608 organizaciones y 25 bancos. 

Además de estas cuestiones, en la COP29 se analizanmás de 60 temas críticos, desde la mitigación de emisiones hasta la equidad de género, con un fuerte enfoque en la colaboración internacional y el intercambio de buenas prácticas. 

AmbicionCOP COP29 Justicia
Protesta de observadores y activistas en la COP29 

A menudo criticadas por su limitada capacidad para frenar la crisis climática, el impacto de las COP sigue siendo innegable. De hecho, son el único espacio en el que todos los países negocian cómo elevar la ambición climática, transferir recursos financieros y tecnológicos y fortalecer las capacidades de los países más vulnerables. 

A pesar de las dificultades, la COP29 representa una oportunidad única para transformar el foro en un verdadero punto de inflexión en la lucha global contra el cambio climático. Con la urgencia, ambición y colaboración como ejes fundamentales, esta conferencia busca acelerar la implementación del Acuerdo de París y promover sociedades resilientes y sostenibles. 

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