ArcelorMittal, el gigante del acero, quiebra la ruta hacia la descarbonización de esta industria con el parón que ha anunciado en el proceso de transformación de sus acerías hacia plantas menos contaminantes

Hace unas semanas que el gigante del sector, ArcelorMittal, anunció el parón de la transformación de sus acerías en Asturias y en otros países europeos, hacia plantas menos contaminantes. 

A pesar de haber recibido 450 millones de euros de subvenciones públicas españolas y europeas sólo para una planta en Asturias a través del PERTE de descarbonización industrial, ArcelorMittal ha declarado no poder implementar una tecnología de reducción directa del mineral de hierro -DRI, por sus siglas en inglés-, que emplea hidrógeno verde por la falta de competitividad frente a otros mercados.

Este anuncio ha sido un choque a nivel europeo y nacional, creando una ruptura en la ruta hacia la descarbonización de esta industria que representa el 8% de las emisiones mundiales.

La industria del acero está viviendo una crisis. Es cierto que se enfrentan a la presión de mercados exteriores, tal como China, que producen acero a menor coste. Para ello, la Unión Europea está poniendo en marcha una herramienta para equilibrar el mercado europeo, que cada vez otorga una mayor importancia y obligatoriedad a sus industrias en materia medioambiental -Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono, CBAM-, pero llega demasiado tarde. 

Desde los políticos y las industrias hasta los sindicatos y las organizaciones ambientales, existe un consenso en que la industria del acero tiene que cambiar para sobrevivir. Pero el nudo del debate está en qué significan estos cambios y cómo alcanzarlos. 

ArcelorMittal quiere mejorar su competitividad. Para esto pide reglas de mercado más estrictas para las importaciones y una preferencia al mercado europeo. En cuanto a la transformación hacia una industria más sostenible, requiere una mayor financiación pública para acometer esta transformación. Pero lo que vemos es que estas exigencias no van acompañadas de unos objetivos definidos ni cuantificados. Además, se escuda en la escasa rentabilidad de estas nuevas tecnologías y en un inadecuado planteamiento del CBAM para retrasar los cambios necesarios.

Las administraciones públicas están en la clave de una competitividad sostenible, pero necesitan mayor margen de tiempo para implementar los cambios legislativos. A nivel europeo, la nueva Comisión de la Unión Europea (UE) que acaba de arrancar, lanzará un nuevo paquete de medidas para apoyar la transformación de sus industrias en febrero de 2025 con el Clean Industrial Deal. Además, la compra pública europea sigue siendo un tema clave, donde el 25% de sus emisiones proceden del sector de la construcción y en las que el acero y el cemento tienen un peso mayoritario.

Queremos que la UE sea pionera a nivel mundial en materia de desintoxicación, descontaminación, descarbonización y restauración, manteniendo al mismo tiempo una industria próspera. Reafirmamos que la UE debe luchar por la competitividad como herramienta para proteger el planeta y a sus habitantes, no a expensas de la salud humana ni del medio ambiente. Para esto, consideramos que invertir en acero basado en energías renovables es una medida estratégica que asegura nuestro liderazgo en un mercado global en rápida evolución.

Por todo ello, desde ECODES vamos a seguir trabajando en la generación de puentes entre los actores claves del cambio -administración pública, sector privado y organizaciones de la sociedad civil-, poniendo especial foco en el desarrollo de una Compra Pública Sostenible y el CBAM.

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