Entender la innivación artificial como única solución puede retardar otras acciones más sistémicas

El Gobierno de Aragón ha anunciado un plan de inversiones de 78 millones de euros, destinado a la modernización de las estaciones de esquí. Esta iniciativa incluye la renovación de maquinaria, la mejora de infraestructuras y la implantación de cañones de nieve artificial de última generación. De los fondos previstos, 64 millones se destinarán a las estaciones de la provincia de Huesca y, de una manera principal, para la mejora de las instalaciones de innivación artificial (ver enlace). 

De esta manera, y aunque en las actividades subvencionables se propones varias cuestiones, una de las soluciones propuestas para mantener la competitividad y prolongar la temporada de esquí definidida es la inversión en sistemas de innivación artificial, una tecnología que está en constante evolución y que ahora permite fabricar nieve incluso con temperaturas de hasta tres grados positivos. Las nuevas tecnologías en innivación permiten, además, reducir el coste energético en un 30% y también su consumo de agua.

Sin embargo, y a pesar de los avances tecnológicos y las inversiones significativas, el cambio climático sigue siendo un desafío de largo plazo para el sector. Las temperaturas más altas y la reducción en la cantidad de nieve natural hacen que la dependencia de la nieve artificial sea cada vez mayor para mantener algunas pistas en condiciones esquiables. Aunque estos cañones de última generación son más eficientes y menos costosos de operar, requieren grandes cantidades de agua y energía, lo que plantea preguntas sobre la sostenibilidad a futuro si las condiciones climáticas siguen empeorando.

Si analizamos las previsiones de la ciencia y aplicamos los escenarios futuros a las estaciones de esquí aragonesas comprobamos que el reto del cambio climático es más complejo, y debería acometerse de una manera más sistémica. En función de los escenarios previstos por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), y teniendo en cuenta el escenario más optimista RCP 2.6 que no se ha dado (reducción significativa de emisiones desde 2020), a finales de siglo solo Cerler presentaría condiciones fiables de nieve siempre con el apoyo de la innivación artificial (ver enlace). 

Y tiene que ver con el modelo de gestión y las decisiones sobre el mismo. En la orden de subvención del Gobierno de Aragón se reconoce el reto que supone adaptar el desarrollo de las estaciones de esquí al cambio climático, pero condicionado de alguna manera a la necesidad de “asegurar su mantenimiento y prosperidad, su solvencia y viabilidad empresarial”. También se asegura que la “la dependencia de ese sector de la meteorología y de las precipitaciones, además de generar un alto grado de incertidumbre cada temporada, condiciona enormemente el resultado de la actividad económica. A este respecto, no es tanto la ausencia de precipitaciones en forma de nieve (que de una manera regular se vienen produciendo todos los años, con muy escasas excepciones) sino la imposibilidad de controlar cuándo tienen lugar esas precipitaciones, lo que genera la mayor incertidumbre en el sector”.

En el artículo ¿Será suficiente la innivación artificial? se realiza una revisión de horas potenciales de producción de fabricación de nieve con temperaturas inferiores a -2 ºC (temperatura del termómetro húmedo) a tres altitudes diferentes, a 1.200 metros, a 1.500 metros y a 1.800 metros. Estas se contrastan con los cambios de temperatura media del invierno en las mismas cotas.

En las declaraciones realizadas en la presentación de las inversiones objeto de la subvención se ha destacado la oportunidad de la nieve artificial prácticamente como la única opción. Pero no parece que la producción de nieve vaya a ser suficiente para mantener un modelo sin aplicar otras medidas. Si tenemos en cuenta las previsiones del segundo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC) 2021-2030, en su línea de acción 13.3 (ver enlace), se indica que se deben de definir modelos turísticos más sostenibles y más resilientes a los impactos del cambio climático.

El plan reconoce la necesidad de concretar estrategias focalizadas en el incremento de la resiliencia turísitca, pasando de un proceso de diversificación caracterizado por “un desarrollo espontáneo, poco planificado y con una escasa estructuración de productos turísticos” a otro más sistémico. Y en concreto se citan intervenciones para el cambios de actividades turísticas como, por ejemplo, turismo de esquí a turismo de montaña. E indica, que el PNACC 2021-2030 “pretende evitar aquellas acciones que hagan recaer los costes de la adaptación de forma desproporcionada sobre los más vulnerables o que definan rutas de adaptación que comprometan de forma injusta las opciones para las generaciones futuras”.

En este sentido, cabe preguntarse sobre un modelo prácticamente único para abordar la posibilidad “de controlar” la incertidumbre generada por el régimen de precipitaciones de nieve y no acomenter la búsqueda de soluciones más integradas en el marco del conocimiento científico.Y solicitar un análisis más exhuastivo de las soluciones para evitar que se esté generando un proceso de “maladaptación”.

El Reglamento (UE) 2020/852, sobre el establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles, establece seis objetivos de referencia a los que las actividades económicas no deberán causar ningún perjuicio significativo, para ser consideradas sostenibles. Uno de estos objetivos es la adaptación al cambio climático. El artículo 17 del Reglamento, sobre el establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles, establece que una actividad económica causa un perjuicio significativo a la adaptación al cambio climático, “cuando la actividad provoque un aumento de los efectos adversos de las condiciones climáticas actuales y de las previstas en el futuro, sobre sí misma o en las personas, la naturaleza o los activos”.

Las directrices técnicas preparadas por la Comisión Europea para la aplicación del principio “do no significant harm” en el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, aclaran que “se puede provocar un daño significativo al objetivo de adaptación al cambio climático, bien (a) no adaptando una actividad a los impactos adversos del cambio climático cuando esa actividad corre el riesgo de sufrir esos impactos o (b) por maladaptación, cuando la aplicación de una solución de adaptación que protege un lugar (“personas, naturaleza o activos”) incrementa los riesgos en otro lugar (por ejemplo, construyendo un dique en torno a una parcela en una llanura de inundación que tiene como resultado el desplazamiento del riesgo a una parcela vecina sin protección)”.

Más información sobre el concepto de la maladaptación: ver documento.

Más información:

¿Nos ayudas? ¿Qué medidas de adaptación crees que se pueden implementar en las estaciones de esquí frente al cambio climático? 

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