La conservación es nuestra mejor inversión de futuro
En las actividades de retorno social realizadas en el marco del proyecto "Resiliencia en Territorios de Montaña", las reflexiones y propuestas que surgieron dejan claro que la adaptación del sector de la nieve pasa por diversificar actividades y respetar los límites del entorno natural. Los talleres se desarrollaron en Jaca y Biescas reuniendo a expertos, representantes locales y vecinos para debatir el futuro de las estaciones de esquí ante el cambio climático.
La necesidad de diversificación quedó patente a lo largo de ambos talleres. Se presentaron ideas como el desarrollo de infraestructuras para el ciclismo de montaña o la integración de actividades tradicionales, como la ganadería y la agricultura, en las estaciones de montaña. Se destacó el ejemplo de una estación en Canadá que ha generado más ingresos en verano con bicicletas que en invierno con el esquí, mostrando que es posible adaptarse a nuevos modelos económicos sin comprometer la sostenibilidad.
En este sentido, se criticó el concepto de "gigantismo" y el crecimiento desmedido. "Ampliar superficies esquiables, como se planteó en proyectos recientes en el Pirineo, es insostenible", comentó uno de los participantes. "Crecer por crecer no solo genera un impacto ambiental significativo, sino que muchas veces conduce a la muerte por éxito". En lugar de eso, la prioridad debe ser "conservar lo que ya existe y apostar por un turismo de calidad, respetuoso con el entorno".
Otro punto clave fue la movilidad sostenible. Se propusieron medidas como restringir el acceso de vehículos particulares a las estaciones y fomentar el uso de transporte público para reducir emisiones y minimizar el impacto ambiental. Sin embargo, también se señaló que el modelo de movilidad actual no puede depender únicamente de soluciones como los coches eléctricos. "Tres coches eléctricos por familia no son una solución viable. Hay que pensar en modelos de movilidad colectiva que sean sostenibles y accesibles para todos".
La adaptación no puede separarse de la mitigación. Los esfuerzos por adaptarse a un clima cambiante deben ir acompañados de medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, apostando por energías renovables y un consumo responsable. "Aunque la adaptación es imprescindible, mitigar el impacto climático sigue siendo el mayor desafío", señalaron los expertos.
Por último, se destacó el papel de las estaciones de esquí como espacios para la educación ambiental. "Sensibilizar a los visitantes sobre la importancia de conservar los ecosistemas de montaña y promover prácticas responsables es clave para garantizar la sostenibilidad de estas áreas". También se subrayó que las estaciones pueden y deben funcionar como motor de nuevas actividades económicas que prioricen la conservación y la calidad de vida de las comunidades locales.
La reconversión del modelo económico de las zonas de montaña es un paso inevitable para garantizar su supervivencia y la de las comunidades locales. Abandonar la dependencia exclusiva del turismo invernal basado en la nieve y explorar actividades complementarias es una oportunidad para construir un sistema más resiliente. Desde la revalorización de productos locales hasta la apuesta por iniciativas como la educación ambiental o el turismo enfocado en la salud y el bienestar, las estaciones tienen la posibilidad de convertirse en centros multifuncionales que operen durante todo el año. Este enfoque no solo diversifica las fuentes de ingresos, sino que también refuerza la economía local y reduce el impacto de la estacionalidad.
Asimismo, se destacó la importancia de planificar con una visión de largo plazo, donde las estaciones de esquí se conviertan en motores de innovación territorial. "El futuro no está en seguir ampliando las pistas de esquí, sino en generar oportunidades que fortalezcan la economía local de manera sostenible", afirmaron varios asistentes. Esto incluye fomentar la creación de empleos vinculados a sectores como las energías renovables, el turismo rural o la agroindustria local, y promover un modelo económico que priorice la calidad de vida de las comunidades por encima del crecimiento desmedido.
En ambos eventos quedó claro que la resiliencia de los territorios de montaña no solo depende de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas, sino también de hacerlo con visión de futuro. Como se concluyó en Jaca, "la conservación es nuestra mejor inversión de futuro". Apostar por modelos sostenibles y diversificados no solo protege el medio ambiente, sino que también abre la puerta a un desarrollo económico más justo, duradero y alineado con las necesidades reales del territorio.