Aun reconociendo la diversidad de fuentes de emisión, el tráfico rodado es una de las principales fuentes que afectan a los niveles de exposición de la población urbana a los contaminantes atmosféricos. Ello se debe a que la emisión se produce a gran proximidad de la población y de forma muy extendida en la urbe.
Si consideramos el inventario de las emisiones nacionales o europeas del tráfico rodado, quizás su papel sea menos relevante que si nos referimos a su contribución a los niveles de exposición humana, pues hay que considerar que aunque la generación eléctrica o las emisiones industriales en tonelaje pueden ser muy importantes, los puntos de emisión están generalmente alejados de la población y la altura a la que se producen favorece su dilución y dispersión, mientras que las emisiones del tráfico se producen en la proximidad de los ciudadanos.
A la hora de considerar los niveles de emisiones de contaminantes atmosféricos en zonas urbanas españolas es necesario tener en cuenta, además, algunas peculiaridades que este país presenta y que pueden influir en las concentraciones de contaminantes atmosféricos. Así el diseño y arquitectura de las ciudades españolas difieren de los de otros países europeos, en cuanto a la mayor densidad de edificios de apartamentos y a la altura de éstos, lo que provoca un efecto de pantalla en las emisiones producidas por el tráfico. Ello dificulta la dispersión de contaminantes e incrementa marcadamente los niveles en aire ambiente respecto a otras estructuras urbanas europeas que se caracterizan por mayores espacios verdes, menor densidad y construcciones bajas.
La topografía urbana y el clima del sur de Europa hacen que la misma emisión de tráfico produzca un mayor impacto en los niveles contaminantes en el aire respecto al centro y norte de Europa
Otro fenómeno con el mismo efecto es la baja tasa de precipitación, especialmente en el centro, sur y este de España, lo que impide el lavado atmosférico e influye en la importancia de procesos de resuspensión por el tráfico rodado del material particulado depositado en los firmes de carretera. Asimismo, la elevada radiación solar en los meses estivales se traduce en un incremento de los niveles de partículas (como sulfato y nitrato) generadas en la atmósfera a partir de gases precursores, NO2 y O3. Estos incrementos se ven aún más acentuados por la baja capacidad dispersiva de la atmósfera en verano. Dicho de otra manera, la topografía urbana característica y el clima del sur de Europa hacen que la misma emisión del tráfico produzca un mayor impacto en los niveles de contaminantes en aire ambiente respecto al centro y norte de Europa.
Debido a la disminución marcada de las emisiones de contaminantes atmosféricos de origen industrial y al incremento del parque de vehículos, el tráfico rodado aporta una gran parte de la exposición humana a contaminantes atmosféricos en zonas urbanas. Las necesidades de movilidad de los ciudadanos y el transporte de mercancías han contribuido notablemente a incrementar los niveles de contaminantes atmosféricos.
Los principales contaminantes emitidos directamente por el tráfico son el monóxido de carbono (CO), óxidos de nitrógeno (NOx), compuestos orgánicos volátiles no metánicos (COVNM), y material particulado (PM). Además de estas emisiones directas del motor, el desgaste de frenos y neumáticos así como la erosión del firme de rodadura y la resuspensión del material depositado en la calzada contribuyen a la emisión de material particulado a la atmósfera.
En zonas urbanas, aproximadamente el 50% de emisiones de NOx se produce por combustión en los motores de los vehículos, mientras que otras fuentes de emisión son las centrales eléctricas y demás fuentes industriales. Los niveles elevados de NOx además de influir en los niveles de ozono (contaminante secundario que se genera en la atmósfera por reacción de NOx y precursores gaseosos orgánicos), y la formación de lluvia ácida, pueden perjudicar la salud pública afectando especialmente el sistema respiratorio al dañar el tejido pulmonar causando muertes prematuras (Mauzerall et al., 2004).
En cuanto al material particulado, estudios realizados en diferentes ciudades de España y Europa muestran al tráfico como responsable de hasta un 50% de los niveles medios anuales de PM10 y PM2.5 (concentración en aire ambiente de partículas con un diámetro inferior a 10 y 2.5 µm, respectivamente, expresada en µg/m3). PM10 puede dividirse a su vez en tres categorías de acuerdo a su tamaño, incluyendo una fracción gruesa (2.510 µm, deposición extratorácica), fina (0.12.5 µm; deposición bronquial) y ultrafina (<0.1 µm; deposición alveolar).
Entre las emisiones de contaminantes atmosféricos procedentes del tráfico rodado y de otros motores estacionarios es necesario destacar las emisiones de los motores diésel. En nuestros días, la tecnología diésel está sufriendo una transformación importante para dar respuesta a las demandas ambientales. Así, la industria del automóvil ha realizado un gran esfuerzo para llegar a poder cumplir los nuevos límites de emisión de contaminantes atmosféricos; sin embargo el gran incremento del parque de vehículos, la dieselización de dicho parque y la masificación urbana con tráfico muy denso no han permitido reflejar dicho esfuerzo en un incremento notorio de calidad del aire en lo referente a partículas en suspensión ni en lo referente a NO2.
Mientras algunos metales son emitidos en grandes volúmenes por emisiones naturales (erupciones volcánicas, tormentas de polvo, alteración de rocas y suelos, fuegos forestales), muchos otros tienen un origen antropogénico. Por ejemplo el vanadio (V), el cobalto (Co), el molibdeno (Mo), el niquel (Ni), el antimonio (Sb), el cromo (Cr), el hierro (Fe), el manganeso (Mn) y el estaño (Sn) son emitidos durante la combustión de hidrocarburos (Pacyna, 1986), y el arsénico (As), el cromo (Cr), el cobre (Cu), el manganeso (Mn) y el zinc (Zn) en industrias metalúrgicas (Pacyna, 1986). La contaminación del tráfico (principalmente desgaste de frenos y ruedas) incluye un amplio rango de emisiones de elementos metálicos como el hierro (Fe), el bario (Ba), el plomo (Pb), el cobre (Cu), el zinc (Zn) y el cadmio (Cd), antimonio (Sb) (Amato et al., 2009a).
Fuente:
Querol, X. (2010). Estrategias para la mejora de la calidad del aire en zonas urbanas.
Observatorio de Medio Ambiente en España 2010 de DKV Seguros y ECODES "Contaminación atmosférica y salud".
No es fácil separar los efectos en la salud de la contaminación atmosférica que provienen de diferentes fuentes. Esto es debido a que los mismos contaminantes que causan similares problemas de salud son emitidos por fuentes diferentes. No obstante ha varias razones para centrarse en la contaminación atmosférica debida al tráfico:
Como hemos comentado la contaminación relacionada con el tráfico es emitida muy cerca de donde vivimos, trabajamos y andamos. Estudios científicos han mostrado que los contaminantes que son directamente emitidos por motores, como son las partículas ultrafinas o algunos gases, adquieren concentraciones muy altas a lo largo de las calles por un efecto “cañón” y a menudo alcanzan concentraciones 10 veces mayores que en otros lugares. Las concentraciones de estos contaminantes disminuyen notablemente después de los primeros 50 o 100 metros alcanzando los mismos niveles de fondo que en áreas más alejadas de estas calles.
Numerosos estudios han investigado si la ocurrencia de problemas de salud sigue un patrón similar: altas tasas de enfermedades entre aquellos que viven en los primeros 0-50 metros de calles con alto tránsito y una mejor salud para aquellos que viven en localizaciones más alejadas.
Estos estudios confirman, de hecho, que la salud de aquellos que viven a lo largo de estas calles está a menudo más comprometida que para aquellos que viven a más de 100 metros de autopistas y carreteras de mayor tránsito, sin que otros factores puedan explicar estas diferencias.
Estos estudios sugieren por lo tanto que existen adicionales efectos adversos en salud de la mezcla de contaminantes debida a tráfico que alcanzan altas concentraciones a lo largo de las calles. Los coches diésel, camiones y autobuses emiten especialmente altas concentraciones de hollín que contienen cientos de sustancias muy tóxicas que podrían ser responsables en causar todo tipo de enfermedades.
Estos estudios presentan nuevos retos para las políticas de protección de la salud ya que los planes de prevención podrían deber incluir modificaciones en la planificación urbana. En España una gran proporción de personas vive muy cerca del tráfico denso. El estado de California – un líder mundial en la regulación de la contaminación atmosférica para proteger la salud – puso en pie una nueva ley basada enteramente en estos descubrimientos: los nuevos edificios escolares deben construirse a una distancia mínima de al menos 150 metros de carreteras con tráfico denso.
Los efectos principales en la salud de la contaminación ambiental debido al tráfico y otras fuentes de combustión pueden separarse en efectos agudos y crónicos. Si bien estos efectos han sido investigados en experimentos con animales y en humanos en estudios de cámara, los estudios epidemiológicos son la única base para establecer cuáles son los efectos reales de la contaminación ambiental en la población ya que se realizan en poblaciones grandes y se llevan a cabo con métodos estándares para controlar los efectos de otras influencias. En la tabla de la página siguiente se presenta los efectos agudos y crónicos de la contaminación atmosférica en salud como son aceptados por la comunidad científica.
En el tercer monográfico trataremos las afecciones de la contaminación a los niños, una población de especial vulnerabilidad.
Fuente y más información:
Calidad del aire urbano, salud y tráfico rodado. Instituto de Ciencias de la Tierra "Jaume Almera". Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Edita Fundación Gas Natural.
Fuente: Calidad del aire urbano, salud y tráfico rodado. Instituto de Ciencias de la Tierra "Jaume Almera". Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Edita Fundación Gas Natural. (Modificado de Künzli y Tager (2005). Air pollution from the Heart. Swiss Med Wkly.)